No vamos demasiado desencaminados si tenemos la sensación de que hoy en día las empresas más rentables del mercado son las que guardan relación con la tecnología. Existen tantos dispositivos tecnológicos, tantas las utilidades que satisfacen y tantos los desafíos que presenta un mundo como este que sus posibilidades son numerosísimas, hasta incluso insospechadas. Ser capaces de identificarlas y de llevarlas a cabo tiene precio: la riqueza por la que todo el mundo suspira.
Sin embargo, poner en marcha un negocio depende de muchas más cosas además de conocer un gremio o un sector como en el que deseamos introducirnos. Está claro que eso es lo principal, pero no es menos cierto que, si no cuidamos hasta el más mínimo detalle, nuestro proyecto podría derrumbarse.
Hace aproximadamente un año me contrataron como relaciones públicas en una de las empresas tecnológicas que más está creciendo en España en los últimos tiempos. Nuestra entidad se encarga del desarrollo de aplicaciones para dispositivos móviles y tablets. Mi función es la de manejas las redes sociales de la compañía y la de organizar todo tipo de eventos con otras empresas. Relacionarse con ellas es la llave para acceder a muchos y nuevos modelos de negocio y por tanto mi grado de responsabilidad es muy alto.
Desde el momento en el que entré a trabajar en una entidad así tenía claro cómo quería que fuesen los eventos que organizara mi empresa. Además de tratarse de eventos formales (normalmente celebrados ante la prensa y para hacer oficial alguna cuestión que guardara relación con aspectos tecnológicos o empresariales), quería que aquellos encuentros sirvieran para seguir estrechando lazos. Para conocernos más entre los trabajadores de unos entes y otros. Organizar un catering era una alternativa perfecta para ello.
De esta manera conseguiríamos que los invitados se llevaran una imagen muy buena de nosotros. Más cortés. Más atenta. Eso dice mucho de un grupo de personas y puede encumbrarlas al éxito. Aunque no sean especialmente buenos en lo que hacen (cosa que, por supuesto, para nuestro caso no se cumplía).
Debido a esta serie de argumentos, comencé a valorar diferentes opciones para llevar a cabo los catering que mi empresa organizara en un futuro. Decidí empezar a pensar en ello con tiempo porque lo último que quería era que, a causa de las prisas, tuviéramos que contratar los servicios de cualquier entidad. Eso no podía ocurrir y yo estaba decidido a evitarlo.
Las variables que utilicé para ponderar la adecuación de diferentes entidades dedicadas a ofrecer un servicio de catering fueron muy variadas. Desde el precio del servicio hasta la calidad del mismo, pasando por la experiencia de sus profesionales. Una vez vistas determinadas opciones, llegaba la hora de elegir. Y la mejor alternativa no era otra que Catering De Lisi.
Un servicio que no nos decepcionó
El día en el que decidimos organizar un evento con otra empresa dedicada al desarrollo de aplicaciones para móviles era también el de mi debut como relaciones públicas de mi compañía. Estaba nervioso pero confiado. El motivo de aquella celebración era la puesta de largo de un proyecto conjunto entre ambas entidades: una aplicación consistente en monitorizar las sesiones de ‘running’ (deporte que no para de generar adeptos) de todos aquellos corredores que se mostraran interesados.
El servicio de catering de los profesionales de Catering De Lisi fue extraordinario. Además de surtirnos de productos de primera calidad, lo hicieron con un trato extremadamente agradable y gentil. Todo eso jugaba en nuestro favor. Los gerentes de la otra empresa se llevaron la mejor de las impresiones y estoy seguro de que eso ha influido muchísimo en la grandísima relación que existe entre ambas entidades.
El mundo, a día de hoy, funciona así. Se es alguien por los contactos acumulados y por las influencias generadas. Y muchas de esas cuestiones se consiguen con algo tan simple como la cordialidad y la atención más elegante y distinguida de un buen servicio de Catering.