Según el diccionario de la RAE, el emprendedor es aquel “que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas”. Este término derivado de la palabra francesa “entrepreneur”, se suele aplicar, en el ámbito económico, a quien asume un riesgo económico para poner en marcha su proyecto o empresa.
A quien decide que emprender en franquicia reduce esta incertidumbre económica ya que lo que se inicia es un negocio probado cuya rentabilidad y buena marcha ya ha sido testada en unidades propias. Según múltiples estadísticas, este sistema de comercio reduce el riesgo de fracaso dado que un 75% de los negocios que se emprenden de forma independiente fracasan en los cinco primeros años de actividad mientras que esta relación se invierte en el sistema de franquicia.
Por lo tanto, podríamos decir que una franquicia es una relación comercial entre dos partes, por la que una de ellas paga una cierta cantidad de dinero para tener la licencia para comenzar un negocio utilizando una marca ya consolidada en el mercado. Esta relación se establece a través de un contrato entre dos partes independientes: el franquiciador y el franquiciado.
Por una parte, el franquiciador (o empresa franquiciadora) cede el derecho o licencia a utilizar su marca empresarial, durante un tiempo y lugar determinados, y el franquiciado ha de pagar una cantidad de dinero al franquiciador. Esta cantidad de dinero pagada para adquirir los derechos es conocida como: canon de entrada.
Las ventajas que se le presuponen a este tipo de relación laboral son varias. La principal, que es la que tiene más peso a la hora de decantarse por una franquicia, es minimizar los riesgos que conllevaría comenzar un negocio nuevo y desconocido para el mercado. No es lo mismo empezar desde cero que trabajar con una empresa consolidada cuya marca posee notoriedad en el mercado.
Los mayores inconvenientes vienen derivados del mismo punto: el franquiciado no tiene la propiedad de la marca, por lo que no posee un control total. Y, además, debe de pagar para poder hacer uso de la misma.
Las claves del éxito
El perfil del franquiciado ideal es aquel que se encuentra a medio camino entre una persona con clara mentalidad empresarial y aquel con clara mentalidad funcionarial y poca iniciativa, dispuesto a operar dentro de un sistema estructurado y con unas funciones muy definidas.
El franquiciado que tenga una faceta empresarial muy acusada tenderá a ser un socio “problemático” dado que siempre estará queriendo introducir modificaciones en el modelo de negocio y no comulgarán a pies juntillas con la fórmula establecida.
De ahí que sea importante valorar, antes de lanzarse con el proyecto, el grado de dependencia económica del franquiciado en el negocio en el que se quiere invertir. Normalmente, cuanto más dependa su economía del éxito de su gestión, aumentará, en teoría, su implicación directa en la franquicia.
La central también debe ser selectiva con los emprendedores que incorpora a su red y no dejarse guiar estrictamente por el criterio económico ya que un franquiciado díscolo o pasivo puede ser llegar a ser muy perjudicial en la cadena.
Franquicias de supermercado y alimentación
Las franquicias de supermercados y alimentación no solo son las más potentes del ámbito de la franquicia, sino que lo son también de la economía en general. Es donde se concentra una elevada cifra de facturación que representa más de un 30% de la facturación del sector y también creación de empleo. Los datos que presenta son cada vez más amplios en todas sus variables y no ha dejado de crecer en todos estos años.
El perfil de emprendedor e inversor en el sector alimentación, y particularmente en el ámbito de los supermercados, en contra de lo que pudiera parecer, puede ser cualquier persona que opte por buscar alternativas a su labor profesional o diversificar su inversión. El coste de implantación de un establecimiento de alimentación oscila entre los 600 y los 1.500 euros/m2, mientras que la superficie habitual oscila por lo general entre los 200 y los 750 m2, aunque también existen opciones a partir de los 100 m2 en función de cada una de las enseñas presentes en el mercado. Por otro lado, la cesta de la compra de cada hogar español supone aproximadamente 4.160 euros al año y el grueso de los clientes no supera un radio de acción de entre 300 y 500 m2 alrededor de un establecimiento.
Los modelos de negocio que han evolucionado de forma muy significativa son supermercados, panaderías y tiendas especializadas.
En el ámbito de supermercados y cadenas de distribución es cada vez más difícil concebir negocios independientes alejados de las grandes cadenas y redes de franquicia, que se han visto sometidos a agresivas políticas comerciales precedidas de un sinfín de adquisiciones, fusiones y concentraciones del sector. Las empresas independientes que no formen parte de un gran grupo y no aporten claros valores diferenciados tienen muy difícil su permanencia en este sector. Uno de los puntos en los que se puede destacar es contar con marcas consolidadas hace muchos años, como Hida, en vez de la inmensa oferta de marcas blancas que inundan algunas superficies.
Por su lado las panaderías han evolucionado en un corto espacio de tiempo hacia nuevos modelos de negocio que han hecho replantearse la forma en que este producto se presenta y se comercializa. En los últimos años han surgido numerosas enseñas de este tipo ofreciendo no sólo el producto, sino también un servicio de cafetería; lo que se conoce actualmente como Bakery Coffee, establecimientos que ofrecen al consumidor productos de panadería y pastelería unido a un concepto de cafetería.
Y un nuevo concepto que no cesa de aparecer a través de la franquicia son las tiendas especializadas en alimentación. En este ámbito coexisten diferentes formatos especializados en productos como: frutas y verduras, carne, pescado, congelados, quesos, ibéricos, aceites, vino, productos especializados, gourmet, productos ecológicos, con otros que tienen una oferta muy centrada en las necesidades específicas de un sector, como puede ser alimentación saludable, gluten-free, oferta vegana…Además de los que irán apareciendo en el mercado de forma paulatina y progresiva.