Las desventajas de las franquicias

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A la hora de pensar en montar un negocio o incluso en el autoempleo, aquellos que estamos menos duchos en la materia pensamos que quizás la mejor forma de abrir nuestra propia empresa sea tirar de una compañía ya consolidada y con una seguridad por detrás, como es el caso de una franquicia, ya que así nos pueden ir asesorando y guiando cada vez que nos surjan dudas. Pero ¿las franquicias no tienen desventajas también? Lo cierto es que sí. Sin ir más lejos, os puedo contar una anécdota. Hace unos días yo buscaba una herramienta determinad para trabajar en mi jardín y por más que recorrí grandes centros comerciales del bricolaje y la jardinería no di con ella. Solamente en la Ferretería Maor me dieron la atención específica acerca de lo que solicitaba y pusieron el verdadero empeño en encontrar lo que yo pedía.

Y es que una empresa como Ferretería Maor, que ni siquiera es que sea pequeña, de hecho tiene hasta su propia tienda online, apuesta por la relación con el cliente, pero en una franquicia no puedes vender más allá de lo que esta te provee, de forma que si la gran compañía no te da una determinada herramienta, no se la puedes conseguir al cliente, logrando al final que este no vuelva más a tu tienda ya que no verá ningún esfuerzo por tu parte.

Esto es algo que vemos mucho también en las franquicias de restauración, que tienen unos menús muy cerrados, cuando no ya hechos. Por ejemplo, si vas a una franquicia de sándwiches y los hay de jamón y queso o de jamón y tomate, no podemos pedir uno que solamente tenga jamón, ya que ya vienen hechos y simplemente los empleados se encargan de calentarlos y despacharlos. Es decir, otra desventaja para el cliente.

Desventajas para el franquiciado

Además de los inconvenientes para los clientes, también los hay para los franquiciados. Uno de ellos es que normalmente el coste de abrir una franquicia siempre es más elevado que el de abrir un negocio por nuestra cuenta, ya que las empresas franquiciadoras nos reclaman que se paguen unas cuotas o canon por poder llevar su nombre y también debemos pagar todo el tipo de local que solicitan, con su particular decoración, etc. Si este negocio fuese inicialmente nuestro, podríamos ahorrar en aquellos aspectos que no pensamos que sean tan importantes o retrasar por ejemplo algunas compras que no fuesen necesarias desde el primer momento. Y no podemos olvidar que hay que pagar cuotas cada cierto tiempo.

Asimismo, en este sentido, los franquiciados tampoco tienen ningún tipo de libertad a la hora de tomar las decisiones sobre su negocio, ya que deben consultar con la empresa madre, algo que no ocurriría si el negocio fuese suyo completamente.

Por último, el franquiciador normalmente tiene un derecho de compra del negocio e incluso la capacidad de rescindir por su cuenta el contrato con el franquiciado.

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