¿Cuándo debes llevar a tu hijo a psicopedagogo?

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Los psicopedagogos infantiles son profesionales que ayudan a los niños en su proceso de desarrollo y aprendizaje. Complementan y ayudan a resolver muchos problemas que interfieren en el aprendizaje de los niños y que los colegios no pueden enfrentar por sí solos.

El aprendizaje es como un viaje. En realidad, estamos aprendiendo toda nuestra vida. Solo que cuando somos niños no tenemos la experiencia, ni las habilidades que iremos adquiriendo con el tiempo, y de la que hacemos gala cuando somos adultos.

Imagínate que el viaje del aprendizaje se realiza en una carretera comarcal de doble sentido y que nosotros acabamos de sacarnos el carnet de conducir. En nuestro recorrido nos encontramos obstáculos que no sabemos sortear. Nos metemos, de repente, en una sucesión de curvas, que solo su presencia ya nos abruma, y en cierto modo nos paraliza.

El psicopedagogo ayuda al niño, al conductor, a evitar los obstáculos. A gestionar las complicaciones del viaje. De manera que el viaje no se vea afectado y que finalmente lleguemos a nuestro destino.

Problemas de aprendizaje se pueden presentar en diferentes épocas de nuestra vida. Puede ser que en un momento determinado tengamos que ponernos al día en nuestra profesión y que hayamos perdido el hábito de estudio. O que nos sintamos abrumados por las nuevas tecnologías. Sobre todo si tenemos cierta edad y hemos crecido en un mundo analógico.

Los niños tienen una serie de particularidades que hacen que el aprendizaje sea diferente. Por un lado, son esponjas que absorben todo lo que perciben. Esto es beneficioso para aprender. Por otro lado, por la edad, en lo que más piensan es en jugar. Aparte del carácter lúdico, el juego es su forma de relacionarse con su entorno. El psicopedagogo debe comprender esa contradicción y saber integrarse en ella.

¿Qué es un psicopedagogo?

El primer inconveniente que tenemos los padres para valorar si llevar a nuestro hijo a un psicopedagogo o no es que no sabemos en qué consiste esa profesión. ¿Cuál es su cometido?

Hemos oído hablar de ese término, pero no podemos definir cuál es su trabajo. Tenemos dudas y desconocimiento al respecto.

La universidad Uniae define la psicopedagogía como una disciplina de las ciencias sociales que se encarga de estudiar los procesos de aprendizaje.

Ya en el siglo XVIII algunos pedagogos percibieron que es importante darle un enfoque psicológico al proceso del aprendizaje. En la adquisición del conocimiento interfieren aspectos como los problemas biológicos de carácter mental, la relación con el entorno o la percepción que tiene el estudiante sobre sí mismo.

En el siglo XX, la psicopedagogía se convierte en una disciplina autónoma. El pedagogo francés Jean Piaget, uno de los padres de la psicopedagogía moderna, considera que educar bien es conseguir que el niño se adapte a su medioambiente social.

La psicopedagogía adopta un enfoque amplio, y desde diferentes perspectivas, que permite localizar y abordar problemas que interfieren en el proceso del aprendizaje y que se tratan de una manera limitada con el ejercicio del magisterio.

En la actualidad, muchos centros educativos tienen psicopedagogos en plantilla. Por la cantidad de alumnos a los que atienden, no pueden prestar una atención personalizada. Una de las condiciones necesarias para que el trabajo del psicopedagogo haga efecto. Como consecuencia, los padres debemos recurrir a centros privados.

Esto supone un gasto, pero resuelve muchos de los problemas que nuestro hijo puede tener en la escuela. Como la falta de concentración, la dificultad para memorizar o problemas como la dislexia o la disgrafía, que interfieren en su aprendizaje.

Algunos de los problemas que afrontan estos profesionales.

Cuando detectamos que nuestro hijo tiene problemas en el aprendizaje, lo primero que necesitamos es detectar cuál es el problema y cuál es su causa.

La web de la Universidad Europea declara que la primera tarea del psicopedagogo es avaluar y diagnosticar al niño. A partir de un diagnóstico  planificará un programa que se adecue a la situación del niño, lo llevará a delante y hará un seguimiento individualizado.

Son varios los problemas que pueden interferir en el aprendizaje de nuestros hijos. Estos son algunos de los que suelen tratar los psicopedagogos:

  • Dificultades neuro-funcionales. Determinados problemas físicos pueden interferir en el estudio de nuestros hijos. Déficits auditivos o de visión, problemas de coordinación, etc. El psicopedagogo debe ayudar al niño a lidiar con su situación. A que estos problemas no supongan un escollo en su desarrollo. Por otro lado, dificultades de orientación temporal y espacial pueden ralentizar los procesos de aprendizaje.
  • Dificultades de aprendizaje. Trastornos como la dislexia, la disgrafía o la discalculia, actúan con frecuencia como un inhibidor del niño que le impiden aceptar desafíos y hacer que despliegue todo su potencial.
  • Falta de concentración y atención. Este es un problema frecuente entre los niños. No se corresponde mecánicamente con trastornos como el TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad). Es importante saber tratarla para que el niño pueda aprender.
  • Adaptación al entorno social. El entorno familiar y social del niño interfiere en su aprendizaje. Si el niño proviene de una familia en la que no se le da importancia al estudio, el niño no se esforzará en aprender. Determinados problemas como familias desestructuradas o déficit de atención respecto a su persona interfieren en su desarrollo. Por otro lado, problemas de adaptación a la escuela, como la timidez o considerarse inferior a sus compañeros, afectan a su aprendizaje.

¿Cuándo recurrir al psicopedagogo?

Hay diversas situaciones que nos advierten a los padres sobre la necesidad de llevar al niño a un psicopedagogo. Son situaciones que no nos casan con la edad del niño y con el nivel de aprendizaje que debería llevar.

Es importante no tirar balones fuera e investigar de la mano de un profesional. No debemos pensar que el niño es así, que no le enseñan bien en el colegio o que la situación se resolverá con el tiempo.

Problemas persistentes para leer, escribir o resolver problemas matemáticos, a pesar del apoyo escolar continuado, nos pueden advertir de la existencia de un problema de fondo.

Otra señal que nos puede dar un aviso sobre la conveniencia de recurrir a un psicopedagogo son las dificultades del niño para expresarse. Cuando no habla con claridad, cuando tiene un vocabulario limitado para su edad o cuando no comprende las instrucciones sencillas que le damos.

El bajo rendimiento académico sin causa aparente es otro aviso a tener en cuenta. El niño hace los deberes en casa y notamos que se esfuerza, pero aun así, consigue malas calificaciones. Aparte de apuntarlo a clases de refuerzo, que sería la respuesta más lógica, no vendría mal conocer la opinión de un profesional. Puesto que detrás de esta situación puede haber problemas de comprensión o de concentración, que a lo mejor los padres no hemos percibido.

La aversión a la escuela es otro síntoma que nos indica la necesidad de intervención por parte de psicopedagogo. Puede ser que el niño esté desmotivado, o que no encaje en el ambiente escolar. Aunque tengamos confianza con nuestros hijos, puede haber problemas concretos que no nos lo expresen. Piensa que para los niños, los padres son una figura de autoridad y teman que si lo verbalizan sean objeto de algún tipo de represalia.

La baja autoestima del niño es otra razón para llevar al niño a la consulta de un psicopedagogo. Esta percepción que tiene sobre sí mismo es una losa que frena su desarrollo.

Por último, los niños necesitan un ambiente estable para desarrollarse. Los cambios profundos en el entorno, como puede ser una separación, pueden interferir en su crecimiento intelectual y emocional.

Un trabajo en equipo.

Es importante para los padres comprender que el trabajo del psicopedagogo no va a resolver por sí mismo los problemas de nuestros hijos.

Carmen, una madre de Albacete que lleva a su hijo al Centro Pedagógico Cristina Hormigos, un centro que cuenta con expertos en dislexia, TEA (Trastorno del Espectro Autista) y orientación psicopedagógica, resalta que el gabinete se preocupa por los niños, hace sugerencias al colegio y da instrucciones a los padres.

Los padres, el colegio y el psicopedagogo deben formar un equipo que trabaje coordinado y que remen en la misma dirección para conseguir que el niño supere sus trabas.

Como profesionales del campo de la enseñanza y especialistas en psicología infantil, el psicopedagogo puede marcar unas pautas que ayuden al desarrollo infantil.

El profesor se centra en transmitir conocimientos. Los padres cumplimos una función de educar y cuidar a los niños. Pero el psicopedagogo aporta un enfoque profesional, ligado a la conducta y comportamiento del niño, que resulta de gran ayuda para sortear los obstáculos que aparecen en la infancia.

Los niños tienen un enorme potencial y una capacidad de transformación y adaptación que nos sorprenden a los adultos. Dependiendo de cómo se desarrolle su infancia, se determinará en gran medida su futuro. Por eso no podemos dejar pasar los problemas que aparezcan a esas edades. Debemos buscarles una solución.

En la resolución de los problemas relacionados con el aprendizaje, la orientación y el trabajo de los psicopedagogos son de gran ayuda.

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