La prevención de riesgos laborales es una actitud que debemos de tener todos los empleados y empresarios del mundo ya que de lo contrario, el mal será para las dos partes y es que a nadie nos gusta ir a trabajar como cada día y volver para casa con una herida o quizá, dependiendo del puesto de trabajo, con algo mucho más grave, por lo que para evitar que algo así ocurra o si esto no es viable, al menos minimizar el riesgo al máximo posible, debemos poner, tanto empleadores como trabajadores nuestro granito de arena para conseguir que el índice de siniestralidad laboral de nuestro país siga bajando año tras año.
Para que esto sea así, no solo depende de la voluntad de los trabajadores y de los empresarios y es que desde hace más de veinte años, en nuestro país, entra en juego otro factor clave que nos obliga a cumplir con esta prevención y es la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de prevención de Riesgos Laborales donde entre otras muchas directrices, se detallan las obligaciones y derechos que tienen tanto el empresario como los trabajadores en materia de seguridad y prevención y es que el empleador está obligado a disponer de los elementos de seguridad que se le hayan impuesto en el plan de seguridad de la compañía, pero el trabajador también tiene obligación de hacer uso de ellos para así no caer en una negligencia profesional que le pueda llevar a sufrir consecuencias tan graves como incapacidad por accidente laboral o incluso el despido de la empresa por no haber hecho uso del material que le habían proporcionado.
En la actualidad existen compañías que se dedican a velar por nuestra seguridad laboral y por la prevención, ofertándonos cursos, la mayor parte de ellos subvencionados, de formación. Estos cursos, pueden ser básicos, con un número de horas estipulado en la ley y que nos sirven para todas y cada una de las empresas que operan en nuestro país o por oficios, los más recomendados si nuestra empresa es industrial y cada puesto de trabajo tiene unos riesgos diferentes y es como es lógico, el básico sirve para oficinas, pero comprenderéis que para alguien que trabaja en una mina o en la construcción, no será el tipo de formación apropiada. Además, el personal de alta dirección también posee un curso específico para ellos porque la prevención es algo que todos debemos cumplir y que todos tenemos obligación de aplicar.
Con más de veinte años de experiencia, Sermecon nos ofrece los mejores cursos de formación de prevención de riesgos laborales además de disponer de servicios tan importantes como la vigilancia y el control de la salud de los trabajadores, creación de planes de autoprotección y de emergencia para nuestra empresa, lo cual es de vital importancia cuando por desgracia ocurre algún tipo de imprevisto. En caso de trabajar con materiales peligrosos o tóxicos, también podemos contar con un plan de mediciones higiénicas y medidas de prevención específicas para nuestra empresa, así como con trabajos dedicados a la implantación de la ergonomía y psicosociología para que nuestra compañía se adecúe a los niveles más altos, de tal forma que los empleados estén orgullosos de trabajar para nuestra empresa, lo cual, además, aumentará la productividad laboral de forma exponencial.
En definitiva, antes de comenzar nuestra actividad laboral, debemos tener un informe de todos los riesgos y todas las medidas de prevención que debemos de aplicar para que así ninguno de nuestros trabajadores sufra un accidente y con ello poder desempeñar nuestra actividad laboral sin ningún tipo de sobresalto.
Los equipos de protección individual, una de las piezas fundamentales en la seguridad
Los equipos de protección individual a los que también conocemos normalmente por sus siglas EPI son parte fundamental e indispensable de la seguridad laboral y es que estos son específicos para cada trabajador y están diseñados para que el obrero esté protegido en todo momento. Estos equipos, dentro de una misma empresa pueden ser muy diferentes y es que por ejemplo en la construcción, el trabajador que maneje la grúa desde las alturas, no tiene el mismo equipo que el obrero que camine por las cornisas para poner las ventanas, puesto que el riesgo de uno se produce al subir y bajar de la grúa mientras que en el caso del otro, necesita un arnés y una línea de vida por si en algún momento da un paso en falso y se cae, de tal forma, que con este equipo, no le pasará nada.